DE NOCHE EN LA CALLE
Guión e ilustraciones de la brasileña Angela Lago.
Caracas. Ediciones Ekaré, 1999.
Colección Libros de Todo el Mundo.
En este libro sin texto, los colores de la tapa prevalecerán a lo largo de las ilustraciones que lo componen.
El fondo negro es la constante. Sobre él se recortan las escenas de colores brillantes.
Un niño parece ofrecer misteriosas pelotas a los automovilistas en la calle. Los automóviles ocupan buena parte del espacio de la ilustración. Dentro de los mismos, desconfiados, agresivos, indiferentes, temerosos, burlones, resguardados se encuentran sus ocupantes. Sólo el niño está fuera, caminando en la calle, buscando el contacto con los otros.
No hay belleza ni armonía tranquilizadoras en las imágenes, como no las hay en lo que representan. Dientes blancos y afiladísimos en perros y conductores, narices puntiagudas que acusan, y el cuerpo doblado del niño que ofrece, que observa.
El fondo negro es la constante. Sobre él se recortan las escenas de colores brillantes.
Un niño parece ofrecer misteriosas pelotas a los automovilistas en la calle. Los automóviles ocupan buena parte del espacio de la ilustración. Dentro de los mismos, desconfiados, agresivos, indiferentes, temerosos, burlones, resguardados se encuentran sus ocupantes. Sólo el niño está fuera, caminando en la calle, buscando el contacto con los otros.
No hay belleza ni armonía tranquilizadoras en las imágenes, como no las hay en lo que representan. Dientes blancos y afiladísimos en perros y conductores, narices puntiagudas que acusan, y el cuerpo doblado del niño que ofrece, que observa.
Sólo en una de las ilustraciones el pequeño logra comunicarse con otro. Es la escena en la que regala la última pelota al perro que como él está en la calle y parece tener también hambre. Detrás vemos un restaurante de sillas vacías y los autos que dominan la escena con sus ocupantes invisibles.
En cada página los automóviles se recortan inconclusos, dando la sensación de continuar en el espacio más allá del borde negro que los rodea, más allá del libro.
El final es el comienzo y podemos leer las escenas en las que los autores repetirán iguales, cercando al niño solitario, doblado, que ofrece infructuosamente las extrañas pelotas de colores una y otra vez.
Es un libro que en la originalidad de su forma, trata de manera excepcional un tema difícil, poco transitado en la literatura infantil argentina, donde no es frecuente hallar libros para niños que hablen de niños en la calle.
Se sugiere a partir de los 7 años.
En cada página los automóviles se recortan inconclusos, dando la sensación de continuar en el espacio más allá del borde negro que los rodea, más allá del libro.
El final es el comienzo y podemos leer las escenas en las que los autores repetirán iguales, cercando al niño solitario, doblado, que ofrece infructuosamente las extrañas pelotas de colores una y otra vez.
Es un libro que en la originalidad de su forma, trata de manera excepcional un tema difícil, poco transitado en la literatura infantil argentina, donde no es frecuente hallar libros para niños que hablen de niños en la calle.
Se sugiere a partir de los 7 años.
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