viernes, 17 de agosto de 2012

FILATELIA. Mis inicios. ALBERT ANKER -pintor de niños- EN LA FILATELIA.



FILATELIA. Mis inicios


"Es que en la vida no se puede hacer todo lo que se quiere, y lo que se va quedando sin hacer sale así de tiempo en tiempo, como una locura, como correr mucho, reírse mucho y dar gritos y saltos". 

                                                         José Martí






"Lo que se va quedando sin hacer sale así de tiempo en tiempo..." ... como la imagen de está estampilla que recordé después de haber indagado en la filatelia suiza buscando alguna relativa al pintor de niños Albert Anker. 



Me transporté mentalmente a mis primeros contactos conscientes con los sellos postales. 

Y así es como mi pensamiento dibuja la imagen de esta estampilla de Egipto que me regaló Brígida, una querida compañera de primaria. Su papá -alemán-, guardaba cual tesoro una colección que, tal vez,  traía de su más tierna infancia o quizás de su adolescencia, en aquel país lejano que lo vió nacer. Él era muy callado y a nosotras con nuestros 8, 9 ó 10 años, no se nos ocurrían los interrogantes que haríamos ahora.

Esta vivencia despertó en mi la curiosidad de buscar estampillas, de ingeniarme en conseguirlas, en descubrir cómo tener acceso a ellas, ya que me introducían en el apasionante mundo del conocimiento acerca de otros lugares, de otros países. Al mirarlas trataba de entender qué es lo que me querían enseñar a través de la fecha, de su dibujos, trazos, números, diseños... No faltaban enciclopedias, atlas, el globo terráqueo, el almanaque mundial que todos los años se editaba con nuevas informaciones, tampoco los libros ni el álbum Banderas del Mundo. Además contaba con la posibilidad de buscar en la biblioteca del colegio y de pedirles a los vecinos, ya que algunos tenían contacto con el exterior y eso representaba para mí tener acceso a sellos lejanos.

Me registré en el Correo como filatelista. Esto permitía que reciba catálogos informativos de futuras emisiones con la fecha correspondiente para que pudiera comprarlas el mismo día de la emisión con su correspondiente sellado. Esto implicaba ahorrar para poder adquirirlas.

¡Qué momentos aquellos! Verdaderamente únicos.

¡Qué alto era el mostrador en el correo! Me tenía que parar en puntas de pie.


















A través de los años mi colección se fue enriqueciendo con los aportes de amigos, conocidos, viajeros, en mis viajes, en las cartas que me enviaban y las que recibía.

Estos recuerdos también me hicieron ver aquellos espacios conocidos, visitados, deseados, prohibitivos, en los cuales el acceso era circunstancial y por un instante. 

Se los presento:

*La casa de la señora que vendía estampillas en calle La Plata de mi ciudad natal. Estaba en el Barrio Villa Rosas, lo veía de chica como un lugar distante. ¡Qué emoción elegir las estampillas! Previamente tenía que ahorrar dinero y conseguir que mi papá me llevara en auto.

*La sección para filatelistas del correo local, los días de emisión especial.

*El local que vendía estampillas en Santa Fé, al cual iba con mi hermana. Estaba un poco alejado de la peatonal. En ese local mi hermana una vez me compró y regaló estampillas perfumadas de flores de Bután, que todavía conservo. ¡Qué alegría! ¡Parecía imposible!





En 1973, las autoridades postales de Bhután lanzaron como primer lugar del mundo sellos perfumados. Curiosamente estos sellos fueron realizados en España por la casa Heraclio Fournier de Vitoria (Álava). Sin embargo España hasta la fecha nunca ha emitido sellos perfumados.






La serie de estampillas de rosas contaba con cada sello perfumado para oler como una rosa. Durante la producción de los mismos el papel de base se ha perfumado con esencia de rosa, lo que da a las estampillas el característico aroma.




Y después de seguir conociéndome un poquito:



ALBERT ANKER -pintor de niños- 
EN LA FILATELIA


















El domingo 12 de agosto subí al Blog lo que respecta a las pinturas de niños de Albert Anker. El lunes 13 surgieron mis inquietudes y recuerdos que les acabo de contar. Ese mismo lunes busqué y encontré la estampilla de Egipto -inicio de mi colección-, y al mirarla una y mil veces observé detenidamente la fecha 13 de agosto de 1957, ¡qué casualidad! la fecha que figura en la estampilla es 13 de agosto de.... y el día que la encontré es el 13 de agosto de...


 ¿Yo la encontré a ella o ella me encontró a mí?     




-Gracias a todos aquellos que con sus aportes hicieron posible completar mis recuerdos y pensamientos.-






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