domingo, 31 de marzo de 2013

Medio ambiente y Literatura infantil.



MEDIO AMBIENTE y Literatura Infantil








“La defensa del medio ambiente comenzó a imponerse a la atención en la segunda mitad del siglo XX, después de la explosión de la primera bomba atómica en Hiroshima, y más aún después del accidente de la central atómica de Chernobyl. Pero el peligro nuclear no es sino un aspecto de una cuestión mucho más vasta. Hay muchos otros riesgos, más solapados, que amenazan el planeta. Y, sin embargo, las obras de ficción para niños no aluden a ellos. ¿Por qué? ¿Hay temor de una literatura comprometida? Sin embargo, no hablar es también una forma de compromiso por la negativa, ya que se trata de peligros que nos amenazan a todos, y, en primer lugar, a los niños”.


EL “PLANETA MILAGRO” ES FRÁGIL

“Durante largo tiempo se creyó que los recursos de la Tierra eran inagotables. El hombre veía la naturaleza como “el teatro  impasible” (según palabras de Vigny) y, tal como quería Descartes, se hizo el propósito de convertirse en el “señor y propietario de ella”. La civilización urbana progresa gracias a la deforestación. Sólo unos pocos poetas, como Ronsard, expresan algunos temores: “Escucha leñador, detén un poco ese brazo”. En L’ oncle Robinson (El tío Robinson), una novela inédicta de Julio Verne, primera versión de lo que fue luego La isla misteriosa, esta concepción de la naturaleza se expresa en forma ingenua: los árboles, las plantas, los animales de la isla sólo pueden verse en función de las necesidades de los náufragos, como un amplio depósito y alacena que estuviera a su disposición.

El crecimiento demográfico, las revoluciones industriales, la explotación irresponsable de los recursos naturales, el abandono del campo y la urbanización descontrolada han tenido, en pocas décadas, efectos desastrosos y alarmantes: un exceso de carbono en la atmósfera que provoca el “efecto invernadero” en grandes ciudades, como por ejemplo México, Milán o Atenas, lluvias ácidas, contaminación de las napas freáticas mediante desechos industriales o a través de los nitratos de los fertilizantes agrícolas, cada vez más agujeros en la capa de ozono que nos protege de los rayos solares ultravioleta, debido a los gases que liberan nuestros refrigeradores y nuestros aerosoles, deforestación salvaje de la Amazonia, que acarrea la desaparición de especies completas de animales y de vegetales, esenciales para el equilibrio ecológico, multiplicación de descargas clandestinas y depósitos irresponsables de desechos peligrosos. Son amenazas tan serias como la de las centrales atómicas que funcionan mal o de las armas nucleares, que , obviamente, no son amenazas que puedan minimizarse”.


CONTAMINACIÓN Y RESPONSABILIDAD
“¿Por qué no pedirle al Brasil, por ejemplo, que no siga deforestando el Amazonas, que es el pulmón del planeta?, se me dirá.

Los países industrializados, en lugar de darles lecciones de ecología a sus ex colonias –países pobres y hambreados por los intereses de la deuda, harían bien en recordar que el 4% de la población mundial (los Estados Unidos) produce el 24% de los desechos que envenenan la atmósfera. De modo que va a ser mejor que comencemos a barrer primero delante de nuestra propia puerta. ¿Hubo acaso alguna novela que haya denunciado el escándalo de las redes arrastradas a la deriva a lo largo de 40 o 100 kilómetros y que, para atrapar toninas, exterminan cada año unos 500.000 delfines inútiles para el consumo? Sin duda, se trata de imperativos de la pesca industrial. Pero, ¿qué pensar de esa tradición de las islas Feroë que consiste en matar ritualmente y en determinada fecha del año los delfines, al punto que los niños que se bañan en las playas nadan en agua ensangrentada?

Los regímenes que se pretendían comunistas o socializantes han cometido los mismos errores. Para favorecer el monocultivo del algodón los soviéticos secaron el mar de Aral. Por haber descuidado las medidas de protección de los trabajadores, que se consideraron demasiado costosas, las ciudades de la ex Alemania Oriental envenenaron a sus habitantes con vapores de azufre y de mercurio que acarrearon numerosas malformaciones en recién nacidos. Lenin decía: “El comunismo es el socialismo más la electricidad”. A la hora de hacer balance, podemos agregar: “El fracaso comunista es la electricidad y los demás progresos técnicos más la incompetencia y la corrupción en una parodia de socialismo”.

No se trata de una cuestión política en la que haya que tomar partido por la derecha o por la izquierda, “por la jungla o por el zoológico”, como dice Jean Ferrat en una hermosa canción donde expresa su desazón. Pero la cuestión se torna política en cuanto suscita los movimientos de defensa, las movilizaciones de masas que se oponen al lobby de los contaminadores y los masacradores”.


DEFENSA DE LA NATURALEZA Y LITERATURA INFANTIL

Hay filósofos  estudiosos que vienen denunciando estos peligros desde hace treinta años o más (1995, edición del libro), entre ellos René Dumont, Jean- Marie Pelt, el Comandante Cousteau o Haroun Tazieff. Sus libros y sus documentales no se dirigen especialmente a la infancia o a la adolescencia, pero son tan claros y convincentes que conquistan fácilmente ese público, con lo que volvemos a corroborar, una vez más, que los mejores divulgadores son los propios especialistas.

Todas las grandes editoriales tienen colecciones que buscan satisfacer el deseo de saber de los jóvenes lectores y divulgan los últimos conocimientos acerca de animales, plantas, la historia de nuestro planeta. Una de las más notables es la llamada Découvertes (Descubrimientos) de Gallimard, que asocia con mucha destreza información científica con buena fotografía, esquemas, testimonios, y leyendas e historias que provee la sociología y la antropología. Pero nada acerca de los peligros que corre hoy nuestro planeta.

No se trata de anunciar el Apocalipsis. Lo peor no es siempre lo más seguro. Pero es más que probable que suceda si lo miramos venir sin reaccionar, si no informamos convenientemente a nuestros hijos y si no los preparamos para seguir adelante con la lucha, en la que esperemos que sean más eficaces de lo que nosotros mismos hemos sido. La lucha contra la contaminación es una forma de empleo rentable y creativa, tanto ejercida en forma personal o a través del reciclado industrial, algo que, en épocas de desocupación, merece atención. Michel Tournier, en su novela Los meteoros había planteado ya la pregunta en la década del 70: “Se dejará el hombre occidental sepultar debajo de sus propios desechos en tanto los pueblos del sur carecen de todo?

Esperamos, aguardamos que aparezcan nuevos Julios Verne que sean capaces de sensibilizar a los más jóvenes frente a estos nuevos peligros, en ficciones llenas de optimismo. A nosotros lo que nos corresponde es legarles un hábitat limpio y un aire respirable.



BIBLIOGRAFÍA

Tournier, Michel, Les météores, París, N.R.F., 1974 (Los meteoros, Barcelona, Plaza y Janés, 1978; Madrid, Alfaguara, 1986).

Colección Je protege la nature, París, Larousse, 1992-1994, obra de origen británico adaptada con inteligencia a la realidad francesa.

Colección del Comandante Cousteau, de editorial Hachette.



BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
Braivlosky, Antonio Elivio, S.OS. Naturaleza, Buenos Aires, Sigmar, 1994.

Cabal, Graciela Beatriz, Amigos de los bichos y de las plantas, Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1989.

Ferro, Beatria, Chiquitazos, chiquitotes, pequeñitos, grandulotes, Buenos Aires, Estrada, 1974.
Greenpeace, A mi madre la mar, Madrid, Debate, 1991.

Machado, Ana María, Ome, bicho, planta: o  mundo me encanta; Un montón de unicornios, Madrid, S.M.
Pellerano, Miguel y Penchansky, Pompi, Basura; Energía;Alimentación, Buenos Aires, Libros del quirquincho, 1991.

Lo expresado fue extraído del texto “La Literatura para Niños y Jóvenes. Guía de Exploración de sus Grandes Temasde Marc Soriano. Ediciones Colihue. Buenos Aires, 1995.























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