jueves, 18 de octubre de 2012

BARIONÁ, EL HIJO DEL TRUENO. JEAN PAUL SARTRE.




BARIONÁ, EL HIJO DEL TRUENO.
JEAN PAUL SARTRE






Los biógrafos y estudiosos de la obra de Sartre ocultan, deliberadamente o no, la existencia de barioná. La primera obra de teatro del conocido escritor ateo existencialista tuvo como tema central la Navidad. Su tema preferido, la libertad humana, queda en ella enmarcado en la acción más dramática del mundo: la encarnación de Dios. Todos los elementos del drama están presentes: ternura, libertad, rebelión, redención, vida y muerte. 

El ateo Sartre nos conduce magistralmente a la admiración del misterio de Belén y al compromiso existencial con Cristo que salva. Sartre es uno de los autores que más ha militado en el ateísmo anticristiano y en esta obra se ocupa de la Navidad.

Las paradojas de la vida, o los misteriosos caminos de la Providencia, dispusieron que un autor ateo descubriera su vena como dramaturgo escribiendo y poniendo en escena un Misterio de Navidad.

Sarte, unos años más tarde, al explicar la fuerza de su teatro y su esfuerzo por hacer que sus personajes estuvieran en "situación", dijo: 

"Mi primera experiencia teatral fue particularmente afortunada. Mientras estaba prisionero en Alemania en 1940, escribí, puse en escena e interpreté una obra de Navidad que, consiguiendo esquivar la vigilancia del censor alemán por medio de símbolos sencillos, se dirigía a mis compañeros de cautiverio (...) en aquella ocasión, al dirijirme a mis compañeros por encima de las luces de las candilejas y hablarles desde su condición de prisioneros, les vi de repente tan realmente silenciosos y atentos que comprendí lo que el teatro tenía que ser: un gran fenómeno colectivo y religioso".

En las mismas declaraciones que acabamos de citar, Sartre justifica que como fue una obra demasiado marcada por las circunstancias -de un prisionero, interpretada por prisioneros y para prisioneros- se ha resistido siempre a que se editara,y sobre todo,  a que se interpretara de nuevo.

Sartre también expresa: 

"El hecho de que se haya tomado el tema de la mitología del cristianismo no significa que la dirección de mi pensamiento haya cambiado ni siquiera por un momento durante el cautiverio. Se trataba simplemente, de acuerdo con los sacerdotes prisioneros, de encontrar un tema de poder hacer realidad, esa noche de Navidad, la unión más amplia posible entre cristianos y no creyentes".

En 1939 el ejército francés lo llama a sus filas y en 1940, tras su derrota, Sartre es hecho prisionero de guerra junto con el resto de sus compañeros. Tras pasar por distintos lugares de reclusión, en agosto de ese mismo año llega al campo de concentración Stalag 12D de Tréveris (Alemania) o Tiers en alemán, cerca de Luxemburgo.


Campo de concentración Stalag 12D de Tréveris


Allí compartió presidio, entre otros, con algunos sacerdotes y, llegadas las celebraciones navideñas, compuso "barioná, el hijo del trueno", obra de teatro para dar esperanza a sus compañeros de reclusión.

Sartre se había contagiado del entusiasmo que había despertado entre los prisioneros la posibilidad de celebrar la Navidad, de romper al menos por un día la rutina tediosa del campo. Y en apenas seis semanas no sólo escribe la obra, sino que ensaya, dirige a los actores, supervisa la confección del vestuario y de los decorados...Una Navidad ganada a los nazis.

Con esta representación, Sartre descubre, además de su capacidad como autor dramático, la fuerza de una obra realizada en comunión de personas, la fuerza de la grandeza del hombre en relación con los demás.







Esta obra literaria la conocí en España cuando a uno de mis hijos se la dieron como lectura  en el Colegio. Es una propuesta para ser leída a partir de los 15 o 16 años, tal vez como una posibilidad para que descubran como la actual infertilidad de la sociedad no es más que el resultado de una desesperanza que ha calado  hasta "lo más profundo de los huesos".




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